viernes, 28 de diciembre de 2007

Unos pocos


Yo creo que se emociona cada vez que habla sobre su hijo pero es de estos hombres que no deben demostrarlo, así que empieza a mirar a su alrededor. Observa todo lo que le rodea, pero está pensando en el hijo que se quedó. Al otro lado. Todo el mundo en México llama “el otro lado” a los Estados Unidos. Donde se van, pensando que van a conseguir algunos sueños y ya no quieren regresar. O lo desean con todas sus fuerzas y no pueden. Al otro lado. Como si hubiera un lado bueno y uno malo. Y él se queda mirándonos, ofreciéndonos una cerveza, negándose a que le paguemos, dominando desde su asiento a toda la familia. Dicen que tiene mal humor pero yo no me lo creo. Con esos ojos, con esa cara tan perfecta. Debe tener unos sesenta años pero no se ve ni una sola arruga. Yo sé que extraña a su hijo y que le duelen esas fotos, pero toda su familia le mira y debe sostener la mirada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bien escribes, Ana.